sábado, 3 de junio de 2017

Los fotocollages de Janice Hathaway

Janice Hathaway, Eternal Improvisation, 20014

La exposición que en mayo celebró Janice Hathaway en la Fundación Eugenio Granell dejó un magnífico catálogo, muy rico de contenido y lleno de fotos documentales y reproducciones espléndidas de muchas de sus obras.
En el texto más extenso, Ruurdje Laarhoven hace un detallado recuento de su trayectoria vital y artística, que interesa sobre todo por su etapa juvenil en Alabama, tiempos de afirmación y revuelta, primero en el grupo dadaísta-patafísico Raudelunas y luego en el propiamente surrealista Glass Veal, con Davey Williams, LaDonna Smith y otros amigos abiertos a todo tipo de expresiones, y en particular a la sonora y a la plástica. Posteriormente, Janice Hathaway se sumaría a las actividades del Grupo Surrealista de Chicago.
Orientada desde siempre al grabado y al collage, Janice Hathaway llega por fin al collage digital, en  cuyo terreno innova la imagen con gran fuerza poética, como comenta Laurens Vancrevel en el ensayo más importante de este catálogo, que se abre con una reflexión sobre la digitalización de la imagen. Se ha traducido también el artículo de Franklin Rosemont publicado en Surrealist subversions (la antología del surrealismo del grupo de Chicago elaborada en 2002 por Ron Sakolsky) y hay textos de LaDonna Smith y Davey Williams, aquella comentando tres de los collages de la artista. Sus amigos Merl Fluin y Paul Cowdell, por su parte, crean un juego surrealista con sus collages.
De Janice Hathaway, ya como preámbulo a los 52 collages que componen el meollo visual del catálogo (una galería de imágenes de una belleza inusitada), hay dos textos interesantísimos, sobre el sentido de sus fotocollages y sobre el procedimiento de que se vale para ellos, descrito gráficamente paso a paso. El primero de esos textos comienza con esta declaración:
“En mis collages utilizo imágenes fotográficas originales de (por ejemplo) plantas, cielos y fachadas de edificios, que proceso e imprimo digitalmente. Corto múltiples imágenes y las coloreo a mano para añadir más riqueza y textura. Estas imágenes son luego armadas para crear collages, incluyendo, en varios casos, estructuras esculturales tridimensionales. Fuertemente influenciada por la coincidencia, el humor, el sentimiento y el deseo, mis collages son contribuciones a la constante revolución surrealista. Quiero que fomenten la reflexión sobre la relación entre naturaleza y cultura, el trabajo manual y la tecnología, lo Maravilloso y lo cotidiano”.
En el segundo texto, titulado “Mi proceso digital”, las primeras palabras también remiten al surrealismo:
“No planeo mi trabajo por adelantado, más bien, basada en el estilo de la metodología surrealista, lo hago partiendo de la libre expresión y de asociaciones conceptuales que emergen de mi inconsciente”.
Con este catálogo, felizmente, se da otro paso más para el conocimiento de las mujeres surrealistas que prosiguen hoy su aventura personal y colectiva y que son de continuo escamoteadas por el historicismo universitario, el museístico y el periodístico.

Janice Hathaway, Inland Theory, 1983