domingo, 20 de noviembre de 2016

“Hombre libre, tú siempre has de amar el mar” –“Peculiar Mormyrid”, n. 4

Max Bucaille, La puerta bajo el mar, 1939,
colección David y Marcell Fleiss

El surrealismo, ese pulpo de mirada de rayos, se manifiesta de manera felizmente desorganizada, pero continua, sin que nunca estén algunos de sus muchos rejos en acción. En estos dos últimos años, han aparecido en la cresta de la ola –donde la única presencia fija es la del grupo checo y eslovaco– los mormíridos, que traen aire fresco en
sus propuestas y actuaciones, a la vez que han sabido aglutinar en sus revistas, y de modo creciente, a muchas fuerzas dispersas del movimiento surrealista.
Tras dos primeros números ya excelentes, pero con algo de tanteo, el tercer número de Peculiar Mormyrid tuvo el logro del homenaje a Breton, sin duda el mejor que se le ha rendido en su cincuentenario, junto al blog abierto en Argentina por Carlos Barbarito. Ese número de plenitud logra ser superado por este, que es una verdadera maravilla, en 210 páginas certeramente organizadas, repletas de textos e imágenes de valor sostenido. Los mormíridos responsables son Jason Abdelhadi, Casi Cline, Steven Cline, Angel Therese Dionne y Patrik Sampler.
El tema elegido es el del surrealismo y el mar, con una encuesta al principio y luego cuatro partes, dedicadas a los cefalópodos, las babosas marinas, los crustáceos y las madréporas. La encuesta se titula “El surrealismo y el mar y el comunismo marino” (cuánto agradeceríamos que espíritus claramente libertarios sustituyeran esta palabra de obvias connotaciones por la de “comunitarismo”, que de paso nos llevará siempre, sin ningún equívoco, no solo a muchas sociedades “primitivas” sino incluso a algunas ejemplares sociedades rurales del propio Occidente que sobrevivieron en el sur de Europa hasta hace pocas décadas), con respuestas entre las que destacaría las de Renzo Margonari, Guy Girard y el grupo de Estocolmo, algunas, según la cuestión, de carácter delirante. Guy Girard alude al “gnóstico humor negro” de Lovecraft, encadenando una serie de referencias a este autor que han venido surgiendo muy últimamente en los medios surrealistas. Otras respuestas son de T. D. Typaldos, Mary Jacobs, John Thomas Allen, Dale Houstman, Jesús García Rodríguez y Craig S. Wilson, resultando un conjunto muy sustancioso.
“Cephalopoda” cuenta con tentáculos de Jason Abdelhadi (en un agudo texto que vale como preámbulo general), Penelope Rosemont (haciendo retornar a Godzilla, en un texto que demuestra que toda su bella energía sigue incólume), Josie Malinowska (“Octopocalypse”), Dale Houstman (poemas), Mattias Forshage (textos automáticos), Patrik Sampler (pasajes de The ocean container, novela cuya publicación se anuncia para 2017), Andrew Mendez (un sueño con collages), Casi Cline (“Crystalline octopus”), Maurizio Brancaleoni (el poema “A leviathan, in the end”, con su dibujo “El mar”), Pierre-André Sauvageot (con su fantástica serie de collages “Paris. Grandes mareas de equinoxio”, comentadas ya aquí) y Pieter J. Schermer (un poema).
“Nudibranchia” incluye textos de Emma Lundenmark, Arthur David Spota (“Un sueño de Mirabella”), Dominick Coppi, Paul McRandle, David Nadeau (“El mar hermético”, ensayo, con un poema), Steven Cline (“Ocean murmur”), Ody Saban (en francés, con dos de sus pinturas), R. W. Spryszak (“El comedor de ostras”), Gale Ahrens y Laura Lake. Señalemos que de Steven Cline puede verse también el precioso cortometraje “La inundación onírica” (http://peculiarmormyrid.com/ocean-murmur/).
Max Bucaille, collage
En “Crustacea” los textos son de Ken Kennedy, T. D. Typaldos, Emma Lundenmark, Beth Garon, Neko Linda. Stephen Kirin (no podían faltar las sirenas, aquí en un texto y un objeto), Merl Fluin, Allan Vilu, Stelli Kerk, Pieter J. Schermer, Kate Tattersfield, Maria Brothers, Fresh Dirt (que remite a un audio que o no está incorporado o yo no logro oír), Beatriz Hausner (“La música del mar”, poema sobre un collage de Ludwig Zeller, incrustando frases del canto segundo de Maldoror), Rik Lina y Joël Gayraud. Rik Lina escribe en un texto tan breve como fascinante sobre la fabulosa fragata portuguesa, de las que yo vi regado una vez el arenal inmenso de la Costa de Caparica, al sur de Lisboa, en pleno invierno, bañándome en acto temerario, por no decir suicida, sin que nada me ocurriera; esta fragata portuguesa es vista por Rik Lina, y también en uno de sus cuadros, como una “ciudad a la deriva” volcada al futuro. Excepcional también es el ensayo de Joël Gayraud, “Surrealismo o barbarie”, que me recordó aquel pasaje de Crimen, todavía se estaba en 1934:
“¿Qué sueña el mar estos amaneceres de agosto para que sea su canto tan tierno, tan sutil su espuma, tan sonriente su azul, tan melodioso su oleaje? Siguen las alcantarillas desembocando en sus aguas. Neptuno le ha olvidado ya. Las antiguas sirenas habitan ahora estrellas distantes. Pero el mar sueña aún no sé qué deliciosos sueños, pues es tierno su canto y sutil su espuma y sonriente su azul y melodioso su oleaje”.
Joël Gayraud cierra su artículo con esta reflexión que no podía faltar en un número surrealista sobre el mar: “¿Será preciso esperar a la última extinción para que alguien responda –demasiado tarde– a la cuestión decisiva y ya centenaria: «¿Surrealismo o barbarie»?”
“Madrepora” es una sección en que predominan los juegos y experiencias colectivos. La abre el grupo de Leeds con un juego de creación de collages y siguen las respuestas del de Estocolmo a algunas de las cuestiones de la encuesta, en la misma vena –este grupo, por cierto, cumplió hace poco sus 30 años de existencia. De Jason Abdelhadi hay un juego con Amber Craig y la retoma a partir de Michael Löwy de la “Filozoofía marina”. Se dan a conocer los Surrealist London Under Takers, con un vídeo cuya espantosa música me hizo quitarle el sonido a los quince segundos. Los mormídeos formulan luego unas cuestiones sobre el mar e inventan una serie de proverbios y supersticiones oceánicos. Para cerrar con nuestro humor negro, el juego del entierro en el mar consiste en redactar una serie de obituarios que empiezan con el de la Corriente del Golfo.
Las ilustraciones son de Steven Cline, Casi Cline, Tim White, Rik Lina, Rikki Ducornet, Sheila Higgins, Alex Januário, Deborah Stevenson, Jesse Treece, Bruno Barnabé, Karl Howeth, Megan Leach (que ha hecho también la cubierta), Bill Wolak, Janice Hathaway, Stephen Kirin, Guy Girard, Michael Richardson, Renzo Margonari, Christian Girard, Joffrey Floyd Doyon, Heidi Bird, John Welson, Laura Lake, John Richardson, Steve Morrison, Fresh Dirt, Maria Brothers y el Inner Island Group. Un gran elenco, con predominio del collage.
Esta es una publicación excepcional, demostrando nuevamente la vigencia y pujanza del surrealismo. Ha sido para mí el regalo más espléndido para festejar los cinco años de este blog consagrado sin aliento al surrealismo (empezamos el 23 de noviembre de 2011, como un simple apoyo al Caleidoscopio surrealista, adquiriendo luego valor en sí, y esperando continuarlo mientras andemos por la isla).

Max Bucaille, Un gran ojo flotó,
colección David y Marcell Fleiss