jueves, 23 de junio de 2016

Una pieza surrealista en siete escenas

Desde sus orígenes, el surrealismo se mostró interesado en el medio teatral, pero por supuesto para subvertirlo. Que de entonces a hoy poco o nada ha cambiado en ese medio (como no sea, tal lo definió Radovan Ivsic, su conversión en “aburrimiento subvencionado”) lo muestra la introducción de Guy Girard, quien hace un retrato desolador del actual teatro parisino, que es lo mismo que decir de cualquier parte del mundo, ya que, en efecto, en cualquier parte del mundo civilizado, “ante un público tetanizado por su propia devoción hacia los beneficios de la cultura, un tropel de energúmenos más o menos convencidos, más o menos inaudibles, nos lanza a la cara su espectáculo, ¡y qué espectáculo! No se trata sin duda de magia, ni de alucinación colectiva, ni tampoco de una inaudita deriva en el laberinto de los sentidos y de las esencias –y muy rápidamente lamentamos habernos sentado allí en vez de andar vagabundeando por las calles”.
Los fundamentos de la mecánica celeste (título tomado de un libro de divulgación científica encontrado precisamente al azar callejero), nueva publicación del Grupo Surrealista de París, responde al juego colectivo de escribir una pieza teatral sin ninguna preocupación por la intriga general ni por la psicología de los personajes. En las reuniones semanales, se ideó sacar al azar unos papelillos plegados sobre los cuales se habían inscrito los nombres de una serie de personajes de prestigio surrealista, o sea “escogidos entre los héroes de nuestra mitología común”, encarnando cada uno de los presentes a uno de esos personajes y escribiendo unas líneas, de las que solo se mostraba al vecino la última, para así encadenarse el juego. En total fueron siete escenas de un acto cada una, y en ellas iban desapareciendo los personajes hasta solo restar en la última uno, que no fue otro que Rrose Sélavy, quien acaba desplomándose completamente borracho. Posteriormente se decidió de modo aleatorio cuáles serían los espacios, los decorados y los vestidos. En cuanto a los primeros, pasamos de una cripta del Museo Pasteur (que acaba convertida en la carcasa de una langosta gigante) a una fábrica abandonada en la que llueven bocadillos.
Billy el Niño, por Emmanuel Boussuge
Aparte Rrose Sélavy, los personajes fueron nada menos que Juliette, Ravachol, Nicolas Flamel, Adèle Blanc-Sec, Billy el Niño, Madame Chantelouve, el Doctor Faustroll, la Castafiore, siempre sonriente ante su espejo, y Marilyn Monroe. De ellos, tenía yo olvidado al anarquista bombista y guillotinado Ravachol y a la amante de Durtal, el personaje de Allá lejos de Huysmans, Madame Chantelouve –en cambio, por permitirme un apunte personal, Juliette es protagonista de mi relato La conjura de Ulises, Flamel (quien deplora en la escena quinta la caída del mundo en “la anestesia generalizada”) aparece de modo recurrente en mis fabulaciones, Adèle Blanc-Sec forma parte de mi banda de Fantômas, y en Cité Toyen el Doctor Faustroll tiene una calle y hay un Mercader de Arena trasunto del Mercader de Sal.
Participaron en la pieza Michel Zimbacca, Joël Gayraud, Guy Girard, Virginia Tentindó, Pierre Petiot, Ana Orozco, Jean-Raphaël Prieto, Élise Aru, Pierre-André Sauvageot, Alfredo Fernandes, Claude-Lucien Cauët, Émilie Frémond, Sylvain Tanquerel, Emmanuel Boussuge, Anny Bonnin, Carlos de los Ríos, Michael Löwy, Nicole Saffer, Hervé Delabarre y Francis Lecomte.
Virginia Tentindó hizo la cubierta, y los siete actores fueron retratados individualmente por Guy Girard, Sylvain Tanquerel, Anny Bonnin, Élise Aru, Michel Zimbacca, Claude-Lucien Cauët, Jean-Raphaël Prieto, Alfredo Fernandes, Emmanuel Boussuge y Ana Orozco.
Concluyo con una cita de Jacques Brunius, espigada hace unos días:
“Es sabido cuántas reprobaciones le han valido al surrealismo costumbres escandalosas como la de escribir un poema entre varios o no firmar un dibujo compuesto del tipo «cadáver exquisito». La noción misma de un «grupo» les bastaba para poner el grito en el cielo a todos los grajos de la pintura y de la versificación.”
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