miércoles, 1 de octubre de 2014

Infosurr, n. 109

Cada vez más cerca del presente, este número de Infosurr anuncia una sección dedicada a “figuras olvidadas”, que comenzará con Alain Mangin y Elie Delamarre y continuará con Robert Crégut y Bernard Lombard. Sobre este último hasta se pide información: frecuentó el grupo surrealista parisino a fines de los años 50 y ni se sabe si sigue vivo. Esta es una buena idea, que estaría además muy bien se ampliara fuera de las fronteras francesas.
Dominique Rabourdin hace una semblanza de René Alleau y escribe extensamente sobre el volumen de correspondencia entre Gilbert-Lecomte y Léon-Pierre Quint. Hervé Girardin considera que Les inédits de Crevel no añaden nada nuevo, y la reseña que Gérard Durozoi hace del libro de Melanie Nicholson Surrealism in latin american literature tampoco lo hace apetecible, ya que no se sale de lo mismo de siempre y hasta mete el remo considerando a los grupos surrealistas que no acataron la orden militar de Jean Schuster “grupos neo-surrealistas”. Volveremos sobre esta cuestión próximamente, al reseñar un libro similar, donde es inútil buscar los nombres de un Raúl Henao, un Fernando Palenzuela o un Sergio Lima.
Las notas de Laurens Vancrevel, siempre atento al presente, tratan publicaciones ya reseñadas en este blog (de Byron Baker, de Jhim Pattison, el número de Hyperion sobre Luca), a excepción de una que se me escapó: La transfiguration du cruel, de Armand Simon, editada con motivo de la exposición que en octubre de 2013 se celebró en la Galerie Quadri de Bruselas: “Armand Simon (1906-1981). Encres de 1935 à 1967”. El libro consta de veinte reproducciones de dibujos y un poema de Jacques Lacomblez, “Marge d’abîme”, dedicado a este loco apasionado de Los cantos de Maldoror (“he basado toda mi actividad en Los cantos de Maldoror –ese bloque de diamante poético–, y sin tregua dibujo, enfebrecido, imagen tras imagen bajo su signo revulsivo”).
Por último, Richard Walter, el abnegado motor de Infosurr, reseña la exposición que el año pasado dedicó el museo de Les Halles a Simon Hantaï, con un catálogo de 320 páginas en que no se pudo eludir su etapa surrealista.
En el capítulo de inventario, me entero de una exposición Matta en Marsella, con catálogo de 272 pp. en que intervienen Emmanuel Guigon y George Sebbag (Matta. Du surréalisme à l’histoire), y de otra de Gregg Simpson en Soligny la Trappe, titulada “Ciels de lit”. Ambas, el año pasado.