martes, 27 de mayo de 2014

Un Hellequin fourierista

Frontispicio de Pierre-André Sauvageot

Théorie des quatre mouvements de la Mesnie Hellequin es la décima entrega de Guy Girard en sus ediciones de Saint-Ouen. Se trata del texto en que Guy Girard comenta una de las pinturas que hace una docena de años dedicó a la obra de Fourier, y que él hizo como “para-alegorías de lo posible”. La pena es que la reproducción no venga en color, ya que algunos de los elementos del cuadro se nos escapan. Este evoca inmediatamente La guerra de Rousseau, ya que toda la horizontalidad del cuadro aparece atravesada por la figura de un caballo surrealista (su cuerpo es un rostro de mirada vuelta hacia abajo, y su carácter bifronte lo orienta tanto hacia el pasado como hacia el futuro). Hay, además muchos personajes, dos de ellos grandes (un hombre y una mujer, que atraviesan el caballo), y muchos otros pequeños y exóticos (destacando el de un huevo provisto de una llave). La “para-alegoría” hace corresponder las figuras de las esquinas con los movimientos fourieristas (material, orgánico, animal y social) y busca, como señala el propio pintor, “transformar en imagen lo que me ofrece emotivamente e intelectualmente la lectura de Fourier, el placer de una fiesta mental donde danzan el pensamiento poético y la impaciencia de soñar con los ojos bien abiertos”.
¿Y lo de “la Mesnie Hellequin”? Se trata de una horda de caballeros aterradores que, según una leyenda del nórdico Cotentin, al anochecer atraviesa el cielo ruidosamente, como anuncio de alguna guerra o catástrofe. Hellequin es el caballero terrible, acompañado de su séquito o mesnada. Pero Guy Girard señala cómo Hellequin fue convirtiéndose en un arlequín carnavalístico, y quizás su cabalgata estruendosa de ahora ya no anuncia “la orgía guerrera de Thanatos, sino el tiempo del sueño del erotismo sideral, la imagen inacabable del movimiento perpetuo de Eros”, en consonancia con el quinto movimiento: el aromal, descubierto por Fourier con posterioridad a la Teoría de los cuatro movimientos y que era necesario a la copulación de los planetas.